Algeciras, punto de encuentro

A estas alturas, hablar de la privilegiada situación geográfica de la que goza Algeciras como ciudad sería hacer que lloviese sobre mojado, al tratarse de conceptos sumamente conocidos por todos. Y que esta localización en la que nos encontramos conlleva una serie de aspectos de gran importancia tanto en el contexto nacional como en el internacional, también es ya sabido.
Otra cosa muy distinta es creérselo, o mejor dicho, creérnoslo. Puede ser que por el hecho de vivir en una tierra tan maravillosa como es la nuestra demos por sentado todas estas máximas, pero no estaría de más que de vez en cuando seamos los propios algecireños los que saquemos pecho para poner en valor las capacidades y potencialidades de nuestra ciudad.
Esta semana que hoy acaba hemos vivido en primera persona esta realidad. La visita que una misión formada por diez integrantes de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo ha girado a Algeciras para conocer en primera persona la situación en la que trabajan las Fuerzas de Seguridad del Estado y Vigilancia Aduanera en su lucha contra los ilícitos, ha vuelto a poner sobre la mesa esa importancia de la ciudad en el marco de la UE, no solo como frontera sur del continente, sino además, como enclave convertido en puerta y puerto que une Europa y África.

Europarlamentarios de Polonia, Alemania, Portugal, Austria, Dinamarca y España han sentido de cerca el latir de una ciudad que a lo largo de su historia ha sido precisamente un punto de encuentro entre culturas, civilizaciones y naciones. Así ocurre desde la noche de los tiempos, y así lo continúa siendo en pleno siglo XXI.
No se trata solo de esta visita parlamentaria de alto nivel, o que en 1906 nuestra Casa Consistorial acogiese la celebración de la Conferencia Internacional de Algeciras sobre Marruecos, en la que estuvieron presentes representantes de las naciones más importantes del mundo, un encuentro que por cierto se sigue estudiando en la Carrera Diplomática.
Por ejemplo, en febrero del año 2018 tuvimos el honor de recibir en la casa de todos los algecireños a embajadores de países del área Asia-Pacífico, en lo que representó la mayor visita diplomática que recibió la ciudad desde la conferencia de 1906. En aquella ocasión fueron los representantes diplomáticos de Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Tailandia, India, Vietnam y Kazajstán quienes tuvieron ocasión de conocer de primera mano la realidad económica, social y portuaria de la ciudad que es referencia del sur del Sur de Europa.

Ellos, al igual que han hecho esta semana los europarlamentarios, se llevaron una gratísima imagen de Algeciras y de su gente, el principal capital con el que cuenta la ciudad. Seguro que hace 119 años ocurrió lo mismo con las delegaciones internacionales que a través de más de dos meses de reuniones, desacuerdos, acuerdos y compromisos pusieron orden en el norte de África, lo que durante algunos años también se extendió al viejo continente.
Si ellos, los de antes y los de ahora, creyeron en Algeciras, en sus fortalezas y potencialidades, y ayudaron a colocarla en una posición destacada del panorama internacional, nosotros, los algecireños, estamos obligados a hacerlo también. Hemos de ser conscientes del valor de nuestra tierra, y precisamente por ello debemos alzar la voz, cada vez que sea necesario, para reclamar lo que en justicia nos corresponde.
No se trata de enarbolar banderas políticas de distintos signos, sino de hacer llegar a todos los rincones que correspondan nuestras más que justas reivindicaciones en materias tales como las infraestructuras, vitales para nuestro presente y el futuro, la creación de empleo o la formación, por citar solo algunos ejemplos.

Creer en nuestras propias capacidades es el primer paso para lograr cualquier meta. Si nosotros mismos dudamos de lo que podemos hacer, difícilmente podremos avanzar. La confianza en uno mismo no significa ignorar los obstáculos, sino reconocer que, a pesar de ellos, tenemos la capacidad de intentarlo. Y muchas veces, eso es todo lo que se necesita para dar el primer paso.
Estamos en posición de dar esos pasos, y seguir haciendo posible que Algeciras continúe siendo punto de encuentro para el mundo entero.
