ArtículosJuan Francisco Pereira

Soltar y Confiar: Otoño


Los colores vivos explotan y comienzan a colorearse el paisaje con una amalgama de tonalidades tierra, nuestros ojos se llenan de colores marrones, ocres y grises.

 Desempolvadas se encuentran ya las bufandas, los guantes y los polares, nuestro cuerpo se va cubriendo. Es magnífico el tacto que produce una manta, cuando la dejamos caer sobre el cuerpo y el tímpano recoge el zumbido que produce el fuerte viento de poniente o levante, en su contienda por avanzar sobre las resistencias que ofrecen las persianas y ventanas.

Una reunión de familiares y amigos junto a la lumbre de una chimenea, en la mesa un gazpacho caliente, un buen estafado de patatas con carne de caza mayor, vinos de nuestra tierra a discreción y de postre, carne de membrillo. Sobremesa de vasos anchos con hielos y castañas.

Atrás quedó el bochornoso verano, las temperaturas comienzan a descender y las gotas de lluvias impregnan la tierra, ajenos a lo que dicta el calendario, el otoño abre sus puertas. El petricor nos invade de recuerdos, desnudando nuestro ser y dejando visible nuestra esencia con una sensación de volver a empezar.

Durante el equinoccio de otoño el ser humano tiene la oportunidad de cambio, esta estación del año nos hace más cercano y parecidos a la naturaleza de la que formamos parte, aunque a veces nos creamos superiores a ella.

Es el otoño la madurez y la plenitud donde debemos prevernos solo de lo necesario. Echar la vista atrás, reflexionar y aprender de lo vivido. Dejar caer nuestras hojas viejas y caducas para poder florecer y recoger frutos renovados

 En estos tiempos verbales en los que vivimos, donde el pasado ya se fue, el presente son acciones del pasado y el futuro no existe más allá de nuestros pensamientos, despojémonos de todo peso que nos asedia.

Mientras amanecemos cada mañana con las espeluznantes noticias que nos llegan desde Rusia, Ucrania, Palestina o la Franja de Gaza, nos dormimos con el riesgo alto de nivel cuatro de alerta antiterrorista y nos desvelamos pensando en nuestros familiares, compañeros y amigos a los que les ataca una enfermedad oncológica, ser más humanos, valorar lo que tenemos y desprender muestras de amor y cariño es la mejor forma que tenemos de volver a nacer.

El otoño es una estación de cambios importantes; renacer, soltar, confiar y sembrar semillas de amor, hacer de lo ordinario algo extraordinario: vivir y ser feliz, que no es poco.