Antonio GallardoArtículos

Algeciras, ¿Ciudad moderna o verdadero campo de minas para la discapacidad?


No hay día que amanezca y que no revalide mi reiterada capacidad de asombro, ya endurecido con el paso de los años, pero como el dicho reza, la realidad supera siempre a la ficción.

Allá por el 2019, un alcalde recién renovado, prometía (una vez más y como siempre) la inversión nada más y nada menos que de 16 millones de euros, si, han leído bien, más de 2.600 millones de las antiguas pesetas en un ambicioso plan de movilidad urbana “sostenible”.

Pues bien, han pasado más de cuatro años, lo que viene siendo toda una legislatura completa y la ciudad no es que esté igual que antes, está peor, no lo digo yo, lo dicen los propios algecireños.

Si por mejorar la ciudad en aquel ambicioso plan, los gobernantes de la misma entienden, mejorar pasos de peatones y acerados solo de la almendra central de la ciudad, dotarla de cámaras y radares, de marquesinas y resplandeciente señalética urbana, entonces reconozcámoslo, han cumplido.

Ahora bien, si esos mismos gobernantes fuesen capaces de ver más allá de las ventanas de sus despachos, de las sempiternas reuniones festivas sin contenido y del tradicional carrusel de selfies al que nos tienen acostumbrados, en resumen, ver mas allá de sus mismas narices, quedarían sorprendidos por la realidad de algo sin duda novedoso para ellos, esto es ni más ni menos, que de la existencia desde tiempo inmemorial de una ciudad más allá de esa “frontera aristócrata” que marca la calle Convento, el Parque María Cristina, la calle Ancha y la Plaza Alta, si señores gobernantes, si señor alcalde !!! Bienvenidos a Algeciras !!!.

Y es solo entonces cuando se puede comprobar directamente que aquellos 16 millones de euros se difuminaron en el éter, en ese vacío que las promesas políticas usan para mentir sin mentir, decir sin decir, hace sin hacer, es decir, los algecireños con distintas discapacidades de movilidad y que viven en cualquiera de esas maravillosas barriadas que rodean el eje urbano de los elegidos, no han visto, olido ni oído un solo euro de tan cacareadas inversiones.

Hoy, 09 de noviembre del 2023, tener una discapacidad que impida tu libre movilidad, que te haga depender o no de una silla de ruedas supone convertirte en aquello que en la vieja mili llamábamos “zapadores”, soldados fuertes que se ocupaban de salvar los obstáculos físicos más complejos para allanar el paso de la fuerza que venía detrás.

Lo realmente triste es que nuestros “zapadores” no eligieron serlo, sino que por circunstancias muy diversas, la vida les condenó a una doble pena, la primera la de su propia discapacidad y la segunda, más grave si cabe, la ausencia de tutela, de ayuda efectiva y real, de protección en definitiva por parte de una administración pública local que basa su mera existencia en la continua mentira mientras hace dejación de sus funciones.

El pasado viernes uno de nuestros vecinos, usuario de silla de ruedas eléctrica, volcó literalmente al cruzar un paso de cebra en el Saladillo y encontrarse con un “boquete hambriento” de personas en el acerado que le engulló vorazmente, también hace unas semanas, vecinos de la Juliana, igualmente usuarios de sillas de ruedas, quedaron momentáneamente “encerrados” en su barriada gracias a la imprevisión (todo muy profesional) de quienes diseñaron las obras colindantes con su barriada «olvidándose» de ellos por unos dias; otra buena amiga, residente en la Bajadilla, se las ve y se las desea para salir de su casa en una odisea diaria sorteando baches, acerados levantados y carencia de rebajes en los mismos para cruzar, ella ya perdió a su hermana, que estaba en su misma situación, cuando hace un par de años un conductor miserable segó su vida en la Avda. Virgen del Carmen, lanzando por los aires a su silla y a ella misma; otro vecino está a la espera de una rampa en el acerado para poder salir libremente de su casa; nuestros mayores van al suelo día si y día también a causa de esos acerados, convertidos en auténticos campos de minas criminales acechando a los vecinos que osan transitar sobre ellos …

¿ Y hemos aprendido algo ? Yo diría que SI sin dudarlo un instante, hemos aprendido dos cosas, primero que los 16 millones aquellos, pasados cuatro años, se quedaron en algún sitio quizás, no lo dudo, pero desde luego no diseminados por la ciudad, beneficiando a nuestros vecinos, eso seguro y segundo, que al igual que cuando naces, si tienes padrino te bautizas, en Algeciras, aun pagando los mismos impuestos, si resides en esa “almendra central” que comenté anteriormente, eres ciudadano de primera, por lo tanto VIVES, pero si caes fuera de la misma, ay, amigo mío, eres ciudadano de segunda, no lo olvides, luego … MALVIVES.