La clasificación por edad y contenido, clave en la compra de un videojuego
La Dirección General de Consumo de la Junta de Andalucía recuerda que los videojuegos, si bien se han convertido en un sistema de entretenimiento masivo que abarca todas las edades -a través de dispositivos como consolas, ordenadores o smartphones–, tienen como público mayoritario a las personas jóvenes, entre las que se incluyen las menores de edad.
Aprovechando el marco que brinda el Día Mundial del Videojuego, deben tenerse en cuenta una serie de aspectos importantes a la hora de comprar un juego, en especial a la hora de valorar quién lo va a utilizar. Para ello, existen referencias muy útiles como el PEGI (Pan European Game Information o Sistema Europeo de Información de Juegos), clasificación por edades europea que figura en el etiquetado-embalaje del juego o en su ficha técnica digital, estableciendo cinco grupos o categorías: PEGI 3, PEGI 7, PEGI 12, PEGI 16 y PEGI 18.
Estos indicadores, que se utilizan en 38 países europeos, indican qué videojuegos son apropiados para jugadores o jugadoras según su edad, teniendo en cuenta características como el nivel de violencia, el lenguaje utilizado, contenido sexual, consumo de drogas, etcétera. El nivel de dificultad del juego no se valora en la clasificación PEGI.
Para complementar la clasificación por edades, PEGI añade los denominados descriptores, que a través de pictogramas fácilmente reconocibles, informan de que el contenido puede incluir violencia (pictograma en forma de puño); lenguaje soez (pictograma en forma de bocadillo con caracteres especiales); miedo (pictograma en forma de araña); juego (pictograma en forma de dados), sexo (pictograma en forma de símbolos de los géneros masculino y femenino); drogas (pictograma en forma de jeringa); discriminación (pictograma en forma de dos figuras blancas y una negra) o compras con dinero real in game (pictograma en forma de tarjeta de crédito).
La Junta hace hincapié en que con los menores debe haber una responsabilidad activa por parte de los padres y las madres o las personas tutoras, y se recomienda establecer límites de tiempo en el uso, vigilar la utilización (especialmente si el videojuego es ‘online’), o advertir sobre los peligros de un mal uso. También existe una herramienta de mucha utilidad como es el ‘control parental’, que brinda un plus de seguridad y tranquilidad.