El poder de lo Innato

Quizás sea en este minúsculo momento de la historia conocida de la humanidad donde disponemos de más información y, chocantemente, sea el periodo en el que menos informado nos encontramos.
Las pantallas táctiles, las redes sociales y la comunicación instantánea han inducido a todo ser a una apatía por el conocimiento en cultura general, alejándonos de las bases estructurales que conforman nuestro sistema político y olvidando principios básicos de respetos individuales y espirituales.
Mientras pasamos con el dedo la pantalla, supuestos casos de corrupción en el poder ejecutivo y judicial, movimientos espesos y nublados en el poder legislativo, penetran en nuestra huella dactilar. Nos intentan retrotraer cincuenta años atrás para avanzar en libertades y pluralismo los próximos cincuenta años venideros, sinceramente nos encontramos atrapados en el tiempo del poder, de los egos y del yoismo.

Ajeno a todo ésto, y afortunadamente para la especie humana, la vida continúa su trayecto natural. Somos diferentes a nuestros padres, ya ellos lo fueron de nuestros abuelos y, por ende, nuestros hijos serán un mundo nuevo. La calidad de vida de ese porvenir que les espera solo depende de la capacidad nuestra en enseñarles a utilizar, con humildad, respeto, esfuerzo y constancia, el movimiento de su huella táctil.
Ayer, mientras mi hija Palma de nueve años, utilizaba su dedo índice para cambiar de canal, aparecía la imagen de la Princesa Leonor embarcando en el Juan Sebastián Elcano.
A lo que yo le argumento:
» ¿ves todo lo que tiene que trabajar y esforzarse doña Leonor para llegar a ser Reina?»
A lo que mi querida hija me contesta:
«pero papá, ¿y si no la eligen? Porque no la voten y no gane como Reina.
Por supuesto le hablé de nuestro, afortunado y buen hacer, sistema de Monarquía Parlamentaria.
Pondrán hacernos retroceder lo que quieran en el tiempo, pero las libertades, pluralidades e igualdades avanzarán innatas e inexorablemente: nos cuenten lo que nos cuenten.
