Antonio GallardoArtículos

Desfaciendo entuertos educacionales

La bondad es el principio del tacto y el respeto por los otros es la primera condición para saber vivir, sabias palabras del suizo Henry F. Amiel, palabras que hoy traigo aquí a fin de ilustrar uno más de esos infames capítulos que retratan la esencia del ser humano cuando carece de educación, respeto, empatía y me atrevería a decir misericordia, lo contrario, o eso dicen las malas lenguas de aquello para lo que fue creado.

Se trata de la licencia que algunos se adjudican así mismos para salir a la calle como viejos inquisidores y ofender a cualquier prójimo que se le cruce, bien porque es cojo, porque es manco, porque es tuerto, porque es flaco o porque es gordo, entre otras tantas cualidades de la diversidad humana.

Si haces un comentario inocente sobre el color de la piel, eres racista, si lo haces sobre los gays, eres homófobo, si el comentario es sobre las mujeres, eres machista y misógino … por lo que de manera asumida en nuestro subconsciente tras años de taladro mediático y social constante, condenamos enérgicamente cualquier manifestación pública de cualquier tipo y además, caminamos por la sociedad actual como verdaderos quijotes con miedo a no “caer” en esos pecados sociales modernos, más que por nosotros, por el qué dirán de nosotros.

Pero como decía precisamente el famoso hidalgo Don Quijote: “cuan largo me lo fiais, querido Sancho” y es que al final la educación brilla por su ausencia, lo que se traduce en miseria moral o por su exceso, lo que convierte a su poseedor en un bípedo pedante y prepotente, por lo que no sé qué es peor.

Ayer precisamente iba caminando distraído en mis pensamientos por la acera, cuando un niño me adelantó para pararse bruscamente frente a mí, obligándome a detenerme también, mientras con su manita señalaba a mi privada barriga y riéndose se dirigía a su mamá con un !!! mira mamá que “grande” es este señor !!! por lo que de inmediato me volví a la madre de tan educado ser y la señora se limitó a lanzarme un breve y sonriente: !!! solo es un niño !!!

Bueno, pues mi mensaje para esas mamás y en general para los educandos de nuestras próximas generaciones es: !!! no señora !!! no es un niño, es SU niño, por lo tanto es SUYA la responsabilidad de educarlo en los valores más elementales del RESPETO antes de salir fuera de su hogar a compartir su vida con otras personas.

Porque queridas mamás y queridos educandos, no solo hay que enseñarles a respetar y lo digo con toda contundencia, a las personas negras o amarillas, a los gays y lesbianas, a todas las mujeres y a tantos otros colectivos que con los años hemos aprendido a respetar hasta el extremo del temor a “no estar haciéndolo bien socialmente y puedan pensar de mi lo que no soy”, que hemos dejado por el camino el respeto e incluso admiración por lo que supone de sacrificio personal diario, a las personas que van en una silla de ruedas, con alguna discapacidad física o intelectual visible e incluso a quienes sufren una obesidad mórbida, personas todas ellas, que sufren desde que se levantan hasta que se acuestan, que conviven con su situación y cuyo único hándicap es salir a la calle y encontrarse de frente con la incomprensión, la falta de respeto e incluso la burla de ciudadanos de primera para unas cosas pero seres humanos de segunda para otras.

Por todo ello, señora, antes de salir a la calle con su amado querubín recuérdese primero a usted misma que es muy fácil, simple y rápido hacer daño de manera innecesaria al prójimo, pero es muy difícil y lento para muchas personas recuperar la dignidad que su estupidez o desidia educativa para con el futuro de nuestra raza va dejando por el camino de su pobre y miserable existencia, porque como decía aquel, el objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano, algo a lo que yo creía aspirábamos todos los padres.

Recuerde que la rueda de la vida gira para todos con futuro incierto, y que además de un espejo en casa, tenemos corazón, quizás algo de lo que muchos adolecen para su desgracia (y la nuestra).